Conciencia de uno mismo, autogestión, conciencia social, habilidades relacionales y toma de decisiones responsables.
Las clases presenciales son un hecho. Las aulas han vuelto a abrir sus puertas para retomar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, la pandemia ha creado nuevos desafíos más allá del reajuste de los planes pedagógicos de acuerdo al estadio de aprendizaje en que se encuentran los alumnos.
“Hoy más que nunca, es esencial que los educadores podamos jerarquizar las dimensiones emocional, social, física y espiritual para que los alumnos logren un bienestar equilibrado dentro y fuera del aula” indicó Natalia Tieso, directora para Latam de la red de colegios canadienses Maple Bear.
En ese contexto es importante recalcar el papel del juego en la educación de los niños, pues permite que, desde muy temprana edad, sean conscientes de sí mismos, cariñosos, responsables y comprometidos con su aprendizaje para toda la vida. Es por ello que implementar rutinas de juego en el aula y en la metodología de enseñanza impactará positivamente en su desarrollo humano y familiar y dentro de su comunidad.
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